La Virgen María en la
historia de la salvación
(Biblia Y Tradición)
Biblia y Tradición
Jesús antes de su ascensión dijo “Vayan y hagan que todos
los pueblos sean mis discípulos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del espíritu Santo enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he enseñado, yo
estoy con ustedes hasta el fin del mundo (Mt 28,19-20) Este es el principio de
fe en nuestra iglesia Católica: Creemos en el Dios de la Santísima trinidad:
Padre, Hijo, Espíritu Santo y por el bautismo somos incorporados en esta
comunidad universal. Por su parte los apóstoles como San Pablo saluda en sus
cartas de este modo: “La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre
y la comunión del Espíritu santo este con todos Uds.” (1Cor 13,14).
Dios es uno, creemos en un único Dios que se revela de tres
modos distintos en tres divinas personas quienes tienen funciones y constitución
de naturaleza distinta, así el Padre crea y solo participa de una sola
naturaleza la cual es la Divina, el Hijo tiene la función de redimir y
participa de dos naturalezas, la divina y humana, el Espíritu Santo dinamiza la
unidad y participa de una sola naturaleza cual es la Divina. Y si solo el Hijo,
la segunda divina persona participa de dos naturalezas, conviene preguntarnos ¿cómo
es este misterio? Ahí entra a tallar la figura de María. Pues, el Hijo nace de
las entrañas de María.
En el Antiguo Testamento es como una gran profecía o anuncio
de la venida de Jesucristo Nuestro Señor, Redentor de la humanidad; pero muy
poco encontramos en él acerca de la Santísima Virgen María.
Sin embargo ya desde el principio, en el Libro del Génesis
aparece la figura de aquella mujer de la que habrá de nacer el Salvador. Cuando
Dios maldice a la serpiente o Satanás, le dice: "Enemistad pondré entre ti
y la mujer y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras
acechas tú su talón". (Gén.3,15)
Con razón la Iglesia llama a este texto el Proto-evangelio o
sea, el primer anuncio de la buena nueva. Al anunciar a Jesucristo se menciona
a la que lo va a dar a luz.
Dos Profetas: Isaías y Miqueas, ocho siglos antes de Cristo,
hablan también de la Virgen María. Es importantísimo el versículo de Isaías en
donde le promete al rey Ajaz la señal esperada: "He aquí que una virgen
está encinta y va a dar a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel"
(Is.7,14).
Por su parte Miqueas, contemporáneo de Isaías, menciona
también "Al tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz" (Mi.5,2)
María en los evangelios.
El personaje central y absoluto del Nuevo Testamento, es
Jesucristo y no debe extrañarnos la parquedad de referencias a la Virgen
Santísima. Pero las pocas citas que nos hablan de Ella, han sido suficientes
para que la Iglesia, con grande amor, la conozca profundamente y la venere con
especial predilección.
Listamos a continuación, las citas de los Evangelios que de
manera especial se refieren a la Virgen María:
· El ángel
anuncia a la Virgen María la maternidad divina. (Lc. 1,26-38)
· María
visita a su prima Isabel. (Lc.1,39-45)
· María
entona el Magnificat. (Lc.1,46-56)
· El ángel
anuncia a José el nacimiento de Jesús. (Mt. 1, 18-25)
· Genealogía
de Jesús, según la línea del Rey David.- (Mt. 1, 1 - 1 7; Le.3,23-38)
· Jesús
nace en Belén (Lc.2,1-7)
· Adoración
de los pastores. (Lc.2,8-20)
· Circuncisión
de Jesús. (Lc. 2,21)
· Presentación
en el Templo. (Lc.2,22-38)
· Adoración
de los magos de Oriente. (Mt.2,1-12)
· La
Sagrada Familia huye a Egipto. (Mt.2,13-15)
· Jesús
con los doctore!. (Lc.2,41-50)
· Jesús en
Nazaret. (Lc.2,39-40; 51-52)
· En Caná
de Galilea, Jesús realiza su primer milagro. (Jn.2,1-12)
· Quien
hace la voluntad de Dios, este es mi hermano. (Mt.12, 46-50; Mc.3,31-35;
Lc.8,19-21 y 11,27-28)
· Jesús
nos da a su Madre. (Jn. 1 9,25-27)
Ninguno de los cuatro Evangelistas, nos relata la historia
de María, o nos describe su persona; pero estudiando y analizando las citas en
que los cuatro hablan de Ella, podemos llegar a conocer profundamente a la
Madre de Jesucristo.
San Mateo, relata con detalle cómo Cristo vino al mundo, de
la concepción virginal por obra del Espíritu Santo. En su relato, muy de
acuerdo con las tradiciones semíticas, San José aparece en primer término:
recibe los mensajes divinos, toma las decisiones adecuadas, mientras María
permanece humilde y silenciosa a su lado.
San Marcos, siendo el Evangelista más sintético, la menciona
una sola vez (3,31-35) para proclamar la superioridad de la maternidad
espiritual sobre la maternidad física.
San Lucas por su parte, habiendo investigado todo lo
relacionado a Jesús, es el que sitúa a María a plena luz del Evangelio, al
narrarnos con todo detalle en sus capítulos 1 y 2, la infancia de Jesús. Es el
que nos permite entrever la profunda personalidad de la Virgen María y ya no en
su Evangelio, sino en los Hechos de los Apóstoles, nos la presenta en el
nacimiento de la Iglesia cuando con los Apóstoles "perseveraba en la
oración antes de Pentecostés" (Hech. 1, 1 4)
San Juan, por su parte es testigo y relator del primer
milagro de Jesús en las bodas de Caná de Galilea y también testigo ocular de
cómo la Virgen Madre permanece de pie junto a la cruz en el Calvario.
Bastaría considerar atentamente tres escenas de los
Evangelios: La Anunciación, Las Bodas de Caná y María al pie de la Cruz, para
comprender la grandeza de esta mujer para amarla y venerarla como lo hace la
Iglesia Católica.
La Anunciación.
Infinidad de artistas se han inspirado en el sublime momento
en que el Arcángel San Gabriel saluda a María de Nazaret con las palabras:
"Salve, llena de Gracia". Ella turbada por dicho saludo, recibe el
anuncio de que ha sido elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo Unigénito.
Y a pesar de estar ya comprometida en matrimonio con San José, dando muestra de
una fe, humildad, valentía y abandono en las manos de Dios, pronuncia las
palabras más importantes en la historia de la humanidad: "Hágase en mí
según tu palabra" permitiendo en ese instante el prodigio de la
Encarnación.
Dios se hace hombre en su seno purísimo y comparte desde
entonces nuestra humanidad. Porque María supo decir Si a la voluntad de Dios,
dio comienzo el embarazo más glorioso de la historia y la Redención de la
humanidad se hizo posible. En el saludo del Arcángel a la Virgen María,
descubrimos nada menos que su inmaculada Concepción. En efecto al llamarla
"LLENA DE GRACIA", el Ángel declara que la Virgen María ha gozado de
la plenitud del Espíritu Santo, lo que excluye automáticamente el pecado
original, ya que si en algún momento María hubiera estado en pecado, aunque no
hubiera sido más que por un instante, ya no sería la llena de Gracia. Es por
este texto principalmente, que la Iglesia declaró el Dogma de la inmaculada
concepción, que siempre habíamos creído, en 1854 y que Ella misma ratificó en
Lourdes, Francia, en 1858, al definirse ante Santa Bernardita como "Yo soy
la inmaculada Concepción".
Las Bodas de Caná
Los Evangelios nos relatan cómo en el pueblecito de Caná de
Galilea, la Virgen Santísima asistió invitada a una boda, y también llegaron
Jesús y sus discípulos. María es la mujer atenta, servicial, la gran ama de
casa que se da cuenta de que el vino de la fiesta se ha terminado. "Hijo,
no tienen vino" (Jn.2,3) ¿Por qué la Virgen acudió a su Hijo?, ¿Qué
esperaba que él hiciera?, ¿Por qué confió tanto en él? No lo sabemos, pero el
hecho es que su intercesión provocó el primer milagro de Jesucristo "y sus
discípulos creyeron en él". En este pasaje se revela que el poder es de
él, la intercesión de Ella.
Con la confianza de ser escuchada por su Hijo, dice a los
criados: "Haced lo que él os diga", así pués, cuando acudamos a la
Virgen Santísima en alguna necesidad, estemos dispuestos a cumplir en todo la
voluntad de Dios.
María Al pie de la Cruz.
Durante la vida pública del Señor, la Virgen María permanece
prudentemente en la sombra, confundida entre la muchedumbre, relativamente
cerca de su Hijo, meditando sus palabras en su corazón, como la primera
discípula de Cristo.
Desde la presentación en el Templo, cuando Jesús tenía 40
días de nacido, María había recibido del anciano Simeón una premonición
angustiante: "Mira, este niño está destinado a ser la caída y el
resurgimiento de muchos en Israel como signo de contradicción. Y a ti misma una
espada te atravesará el alma" (Lc.2,34-35)
Más tarde, el relato del testigo presencial de lo que
sucedió en el Calvario, San Juan, es sumamente conmovedor. María, la que pasaba
desapercibida en los triunfos de Jesús, aparece en un primer plano en el
momento del dolor. "Junto a la Cruz de Jesús, estaban su Madre, María
mujer de Cleofás, y María Magdalena" (Jn.19,25).
Es la Virgen Dolorosa con siete puñales clavados en su
Corazón Inmaculado.
Y a continuación San Juan nos relata lo que pasó:
"Jesús viendo a su Madre y junto a Ella al discípulo que amaba, dice a su
Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo; luego dice al discípulo: Ahí tienes a
tu madre y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa". (Jn. 1
9,26-27)
Escena llena de misterio; ciertamente Jesús se preocupa por
el futuro de su Madre. Habiendo ya muerto San José (no aparece ni una sola vez
en la vida pública de Jesucristo) y no teniendo el Señor hermanos carnales,
quedaba María desamparada.
San Juan es el único de los apóstoles presente en la muerte
de Cristo, es el Apóstol virginal que recibe en herencia nada menos que a la
Madre de Dios; Jesús en San Juan nos la hereda por Madre a la Madre del
Salvador, a la Siempre Virgen María
¡Todo esto lo rechazan los protestantes! son huérfanos y no
cuentan con el consuelo maternal que la Santísima Virgen ha prodigado a la
Iglesia, durante 20 siglos.
María en la tradición de la Iglesia
La verdad de la Palabra de Dios, sólo la encontrarnos en la
Tradición de la Iglesia, depositaria del testimonio de los Apóstoles.
No olvidemos que la Tradición, o sea, la transmisión de la
Fe de generación en generación, es anterior al Nuevo Testamento. Por Tradición
la Iglesia aceptó los libros inspirados del Antiguo Testamento, y por Tradición
los Evangelistas escribieron sus Evangelios y por Tradición, ya que él no
estuvo presente, San Pablo recibió y nos trasmite a su vez lo que sucedió en la
Última Cena.
Ciertamente, tanto en la Biblia, como en la Tradición, el
personaje central es Jesucristo, pero ya desde los primeros siglos de la
Iglesia, aparece la Virgen María indisolublemente ligada al Misterio Pascual,
centro del culto católico.
Ya a mediados del Siglo II existe una homilía de San Melitón
de Sardes, en la que se lee este bellísimo texto:
"El es quién se hizo carne de una Virgen quién fué
colgado de un madero, quién fué sepultado en la tierra, quién resucitó de entre
los muertos, quién fué elevado a las alturas de los cielos, El es el cordero
sin voz, El es el cordero degollado, Es el nacido de María, la hermosa
Cordera".
La Iglesia fué poco a poco conformando lo que llamamos el
Año Litúrgico, que es el ciclo de tiempos y celebraciones con los cuales la
Iglesia celebra y enseña todo lo relacionado con la Obra Salvadora del Señor
Jesús.
El Año Litúrgico
El Año Litúrgico comienza en Adviento, el último domingo de
noviembre, es tiempo de preparación y penitencia para Navidad, por eso el
Sacerdote lleva ornamentos morados; sigue la Navidad, de grande alegría y
festividad por el Nacimiento del Niño Jesús.
Continúa algún tiempo llamado "ordinario" para
llegar al Miércoles de Ceniza que marca el inicio de la Cuaresma, otra vez
tiempo de penitencia y preparación para la Semana Santa, en la que conmemoramos
la Institución de la Sagrada Eucaristía, la Pasión, Muerte y Gloriosa
Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Siguen varios domingos de Pascua, esperando el Jueves de la
Ascensión, y Pentecostés que festeja el nacimiento de la Iglesia. Continúa el
llamado "tiempo ordinario" hasta completar 34 semanas, que culmina
con la celebración de la Fiesta Cristo Rey del Universo, generalmente el tercer
domingo del mes de noviembre.
Naturalmente, dentro de la Liturgia y tradición de la
Iglesia, aparece paulatinamente, la memoria de la Santísima Virgen en
festividades que conmemoran los principales acontecimientos y verdades que
sobre Ella se han aceptado siempre, algunas de las cuales ha sido necesario
declarar dogmas de fe, a saber:
Que es la Madre de Dios. (1º de enero) Dogma declarado por
el Concilio de
Efeso en el año 431 e incorporado a las oraciones oficiales
de la Iglesia.
La inmaculada Concepción. (8 de diciembre) Es el Dogma
declarado por el Papa Pío IX en 1854, acerca de que la Santísima Virgen María
fué concebida sin pecado original.
La Asunción de la Virgen María a los Cielos. (15 de agosto)
Dogma declarado por el Papa Pío XII en 1950, acerca de que la Santísima Virgen
fué llevada al Cielo en cuerpo y alma.
Tanto en Oriente como en Occidente, se fueron celebrando
fiestas marianas. Antiguos sacramentarios romanos nos hablan de cuatro grandes
fiestas marianas: La Anunciación, la Navidad, la Presentación y la Asunción.
Además de estas solemnes festividades, hay otras muchas a lo
largo del Año Litúrgico, en las que celebramos, no solamente aquellos hechos
que surgen de la palabra de Dios, sino también los emanados de otras fuentes
como son las principales apariciones de la Santísima Virgen María, reconocidas
por la Iglesia, a saber: Tepeyac (1531), Lourdes (1858), Fátima (1917) y otras
devociones populares.
La cuestión protestante
Toda la cuestión protestante se basa en lo que ellos llaman
la libre interpretación de la Biblia. Según ellos, toman su Biblia, invocan al
Espíritu Santo, y descubren sin más, las verdades reveladas.
Si esto fuera así de fácil, ¿cómo pueden explicar la
infinita variedad de interpretaciones por demás contradictorias que dan lugar a
la no menos infinita variedad de iglesias, sectas, creencias, etc. que
configuran actualmente el universo protestante?, ¿Dónde quedó el Espíritu Santo?
La Libre interpretación de la Biblia, ha dado lugar a algo
tan sorprendente y absurdo corno lo que sigue, tomado del noticiario
protestante Milamex del 31 de julio de 1997.
"La mujer de las 12 estrellas"
"Una mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus
pies, y sobre su cabeza una corona de 12 estrellas" (Apoc.12,1) puede
referirse a la Unión Europea, debido a que su bandera ostenta una corona de 12
estrellas, declaró recientemente el Rev. lan Paisley, lider evangélico
irlandés, durante una convención en Tuebingen, Alemania.
Esta extraña interpretación, se ha visto modificada en el
año de 1997, en el que ya no son 12, sino 16 las estrellas de los paises que
forman la Unión Europea, y pueden aumentar con nuevos ingresos.
Objeciones protestantes
Entre las innumerables objeciones protestantes a la Iglesia
Católica, debemos considerar las relacionadas con el culto que profesamos a la
Santísima Virgen María y a los Santos, a quienes dicen que adoramos porque nos
hincamos ante sus imágenes.
Creemos haber dejado en claro las razones que tenemos los
católicos para la veneración que damos a nuestra Madre María Santísima, pero no
podemos negar que hay algunas devociones imprudentes y expresiones equivocadas
que se prestan a malas interpretaciones; pero poco ha reflexionado quien no
distinga la diferencia que hay entre adorar y venerar.
Adorar en el estricto sentido de la palabra, es reconocer a
Dios, como Creador del Universo. En cambio venerar es simplemente una muestra
de respeto. Así pues, arrodillarse ante una imagen no es de ninguna manera un
acto de adoración, porque a nadie se le ocurre que el santo representado, sea
el Creador del Universo.
Las oraciones diarias del cristiano, el Padre Nuestro y el
Ave María, nos explican bien la diferencia que hay entre estas dos acciones.
En el Padre Nuestro, la oración que Nuestro Señor Jesucristo
nos enseñó, nos dirigimos a Dios como Creador y Padre, dispensador de todos los
bienes, a quien pedimos perdón y protección del maligno. Es una oración sublime
de ADORACION.
En cambio, en el Ave María, se reza a la Santísima Virgen de
muy diferente manera; en ella no hacemos más que repetir las palabras que el
Arcángel San Gabriel le dijo en la Anunciación y las de Santa Isabel en la
visita que le hace la Santísima Virgen y le pedimos RUEGUE POR NOSOTROS,
El poder de intercesión de la Virgen María, no solamente es
un hecho irrefutable en la historia, sino que ha dado pie a considerarla
Corredentora y Medianera de todas las Gracias.
Estos títulos hay que comprenderlos evidentemente no en plan
de igualdad y competencia, sino tan solo en el de cooperación y simultaneidad
con Cristo.
El poder de intercesión puede ser extensivo a los Santos, a
los "Amigos de Dios". Las imágenes que hay en las iglesias y en
nuestros hogares no son más que "retratos" de quienes han "Amado
a Dios sobre todas las cosas en grado heróico" y que la Iglesia nos
propone como modelos de conducta, e intercesores ante Dios Todopoderoso.
Es natural y lo vemos cotidianamente, que cuando queremos un
favor especial de alguna autoridad, se recurra a personas que puedan influir a
nuestro favor, lo vemos por ejemplo en Jn.1 2, 20-22 "Entre los que subían a la fiesta, había algunos griegos, estos se acercaron a Felipe,
que era de Betsaida en Galilea, y le hicieron este ruego: -Señor, deseamos ver
a Jesús- Felipe fué y se lo dijo a Andrés y los dos fueron a decirlo a
Jesús".
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